Cuántos tropiezos tuvimos que sortear para finalmente encontrarnos con el señor arzobispo, Fernando Chomalí, en el santuario de la Virgen de Montserrat.
Todo santuario dedicado a María está «blindado» por su amor materno. Ella ha prometido que donde esté, el demonio queda inhabilitado para sus argucias y manipulaciones. Al estar bajo su manto, sin los ruidos propios de lo mundano y de las violencias internas, la palabra de Dios se desliza profunda y sin distracciones. Gran derrota para el señorío del demonio.

Con motivo de la visita de nuestro arzobispo convocamos a nuestros beneficiarios. Peregrinaron entusiastas hasta el templo personas venidas como de una estepa helada; tratados, en su mayoría, de manera brutal y despiadada; como vivientes de un cautiverio, plagado de penas y desesperanzas.

Al final de la misa, un testimonio desgarrador de un usuario nuestro nos dejó a todos atónitos. A los 12 años, al ser asesinado su padre, quedó como en la noche oscura y a la deriva, sin contención alguna. ¡Qué camino de horrores! Su encuentro con el amor sanador, el afecto sincero, la mano generosa, la ausencia de prejuicios y la oportunidad de narrar su pasado sin temor lo está llevando hacia la pacificación de su corazón y a nuevas posibilidades para vivir con expectación, valoración y sentido.

«El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive» (Fiódor Dostoievski).

Pbro. Nicolás Vial Saavedra – Presidente Fundación Paternitas

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