Hemos sido testigos de las innumerables vocerías y la gran cobertura periodística ante la creciente violencia, en particular, de los hechos delictuales.
Hace algún tiempo, la Fundación Paternitas con grandes esfuerzos económicos, personales y de tiempo han ofrecido un programa innovador para jóvenes que cumplen condena. Para tal efecto nos apoyan referentes del mundo urbano así como canto, baile, producción, beat y otras iniciativas que rompen con los clasicismos que no interpretan para nada a la juventud en conflicto con la justicia.
Ha sido, especialmente para nosotros, como patear piedras. Al gobierno, a través del Sename (Centro Semi Cerrado La Cisterna), salvo honrosas excepciones como su Director, la Coordinadora formativa y algún otro, no le interesa nada. Al final del día vence la displicencia, la flojera sistémica, una extraña incapacidad para conducir- de manera profesional- a los usuarios llevándolos a límites, vínculos y responsabilidades. ¡Un atendido llega con consumo y… no importa! ¡Alguien no se levanta a la hora debida y… lo mismo! ¡Quien debía participar en la actividad no llega y… una pena! Qué singular complicidad para no atreverse a plantearse desde su autoridad.
Al no haber un bloque granítico en pos de un proyecto habilitador para sus residentes, poco- o más bien nada- hemos podido hacer. Ahí radica el problema de fondo que hace tan mediocre e ineptas a algunas de las instituciones públicas. En efecto, ¿cómo esperar un cambio que ayude a la inserción si no les entregamos hábitos, la belleza espiritual y las herramientas y si viven rodeados de personas sin mística, sin sacrificio y sin capacitación para grandes y nobles tareas?
Pbro. Nicolás Vial Saavedra – Presidente Fundación Paternitas