Señor Director:
Entre los que se encuentran al margen de la sociedad, en las otras, horrendas, putrefactas y oscuras periferias, se aprecia en sus rostros el cansancio de esperar y el agotamiento de sentir su propio olor a miseria y muerte. Son chilenos que han desaparecido del mapa demográfico y geográfico de la nación.
Hoy escuchamos ‘tenemos que hablar de Chile’. Excelente iniciativa y muy necesaria. Con el diálogo podemos conectarnos, escucharnos, entendernos. Mientras prospera, una importante porción de ciudadanos desconoce ese esfuerzo y sigue esperando.
Sin embargo, y a pesar de todo lo que se hace, no son pocos los que creen -mientras no exista un giro ostensible en materia de justicia social- que es una nueva cantinela. Palabras, solo palabras, incluso una sórdida estrategia, incluido el plebiscito, configurado por los expertos en burlas y de los aprovechadores de siempre.
Ayer, muchos de los que hoy nos invitan a hablar pudieron cambiar la matriz y estructura económica, social y moral de la patria, y no lo hicieron. El cambio oportuno, en el tiempo debido y que nunca llegó, trajo al lumpen, los desmanes, los saqueos, atentados incendiarios, la destrucción del servicio de transporte e infraestructura necesaria y fundamental. Aquellos perdieron la gran oportunidad de ser los protagonistas para tiempos nuevos.
La histórica demanda de nuestros compatriotas por justicia, dignidad y oportunidades se convirtió en un octubre rojo sin precedentes. Cuánta miseria, división y violencia. Es tiempo de actuar y definir con arrojo, coraje y premura lo que hay que hacer y ponerlo en marcha antes, mucho antes de que se nos cierna la noche más oscura y dolorosa de la que podamos tener memoria.
Los pobres y humillados no quieren limosnas. Quieren ganar el pan con su esfuerzo, educar a sus hijos, tener un techo, vivir y no sobrevivir.
Pbro. Nicolás Vial Saavedra
Presidente Fundación Paternitas