Señor Director:
El vandalismo en contra de la imagen del Cristo en la iglesia de la Viñita y en tantas otras, sólo nos evidencia la barbarie en que Chile ha caído.
El mutismo absurdo, cobarde y complaciente para decir las cosas por su nombre de algunas autoridades, de instituciones religiosas, civiles y de gobierno; el miedo a expresarlo con valentía y claridad hace aún más repugnante el silencio. Sede y lugar de oración para las personas más pobres y marginadas del país fue violentada por un grupo de desalmados y enajenados mentales.
Veremos qué dirán los que se dicen estar al servicio de los excluidos de la patria.
Nicolás Vial Saavedra- Presidente Fundación Paternitas
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