Qué es identidad, qué factores influyen en la identidad y cómo eso impacta en el desarrollo de los jóvenes, fueron algunos de los puntos que se vieron en la actividad llevada a cabo por la fundación Paternitas. Al término del seminario, parte del equipo de la fundación compartieron con las apoderadas, las cuales hablaron, entre otros temas, de cómo les ha ayudado el programa.
Un segundo seminario entre algunas de las apoderadas del año anterior y los tutores de la fundación Paternitas se desarrolló este lunes en el Colegio Cree en la comuna de Cerro Navia. La sesión buscó mostrar cómo es el desarrollo de la identidad y los factores de riesgo de este proceso en la adolescencia.
Esta es la segunda sesión que se lleva a cabo en el establecimiento este año, el primer seminario trato del manejo de emociones y el desafío en la adolescencia. Definir qué es identidad, qué factores influyen en la identidad y cómo eso impacta en el desarrollo de los jóvenes, fueron algunos de los puntos que se vieron en este encuentro.
“En esa exploración que hacen (buscando la identidad) ves que puede haber factores de riesgo”, explicó la tutora psico-social del área de Prevención y Reinserción de Paternitas, Thiare Rosales. Este riesgo, explica Rosales, se debe a que en la adolescencia los jóvenes pueden llegar a desasociarse de la identidad que tienen con su círculo familiar y los valores de este. Para tener la identidad y los valores de sus amigos o cercanos, “que vendría siendo el grupo de riesgo”.
Los tutores de Paternitas hicieron una actividad con los referentes actuales que pueden tener los jóvenes o niños. Referentes como el Pailita, Marcianeke y artistas del K-pop, fueron algunas de las figuras populares nombradas en la actividad. “Si tú tienes un referente que puede ser tildado negativo o que genera una apariencia de algo que no es tú puedes ligarte a eso”, expresó Rosales.
Ayuda del programa para las apoderadas
Al término de la sesión las apoderadas se juntaron a las afueras del establecimiento con parte del equipo de la fundación. Parte de la conversación se centró en cómo les ha ayudado los cursos de habilidades paternales y cómo invitarían a otros padres al programa.
Natalia, una de las apoderadas del programa, tiene un hijo de 11 años y una hija de 14. Cuenta que le ha costado saberlo llevar, pero gracias al taller “aprendí harto (…) antes yo les gritaba mucho y por ahí no va la cosa”.
Natalia hizo énfasis en las herramientas que se entregan en el taller por parte de los profesionales de la fundación y la red que se crea con otros participantes, sobre todo en los consejos que le han servido para el día a día con sus hijos. Sobre las herramientas ella dijo que “uno quizás si las ha escuchado, pero que te lo diga un profesional o que te lo diga más gente que le pasa lo mismo uno la toma de otra forma”.
Algunas de las participes, gracias a los talleres, llevaron hacia su familia un cambio en su forma de relacionarse. Este es el caso de Verónica Figueroa, quien está en estas actividades por sus dos nietos, ella inventó con su grupo familiar la “mesa de la familia”. La cual la llevan a cabo una vez a la semana donde juegan y hablan de cosas que les molestó del otro en confianza. “Está la confianza de que nadie va a objetar por lo que le diga el uno del otro”, señaló Verónica.
El próximo, y último, seminario tratará del reforzamiento de habilidades parentales vistas en el año anterior y las dudas que puedan tener entorno a las problemáticas que van surgiendo a medida que crecen los hijos de las participes en el programa de habilidades parentales.