50 años – Reforma Agraria
Señor Director
Robo, engaño y usurpación sin precedentes
A 50 años de los inicios de la reforma agraria en Chile, no me cabe duda que se fraguo y se pensó bajo las mejores intenciones y con el más sublime deseo de que la tierra quedara en manos de los que la trabajaban. Así lo habrá querido el Cardenal Raúl Silva Henríquez y otros personeros de la iglesia que fueron los pioneros en entregar los fundos que la institución poseía para sus trabajadores. A una distancia más que suficiente para evaluar aquella noble gesta y sublime anhelo en pro de las familias de la tierra nos damos cuenta del engaño, robo y usurpación sin precedentes en lo que se convirtió la proyectada reforma agraria. Como sucede con las ideologías, carente de sustancia y fundados supuestos, la impulsividad irracional no fue capaz de analizar cuidadosamente y de manera progresiva cuales debieron ser los métodos utilizados para que la reforma fuera en realidad aquello y no convertirla en la mentira del siglo más humillante, degradante, vejatoria, afrentosa, agraviante y ultrajante hacia el hombre de la tierra.
La Familia agrícola quedó atrapada en su propio terruño. Sus sueños de ser propietario se desvanecieron cuando el mismo gobierno, a causa de los burócratas no fueron capaces de suministrarles la capacitación necesaria, créditos, insumos y maquinarias requeridas para explotar y hacer producir sus campos. Endeudados y decepcionados muchos se vieron en la obligación de emigrar hacia las grandes urbes en donde ya lo habían hecho algunos de sus familiares. Nacen así los cordones poblacionales en la periferia de Santiago y otras ciudades. El hacinamiento, pobreza, marginalidad, la cesantía, el hambre y la violencia se apoderaron de muchos, con las consecuencias por todos ya conocidas. Ante un escenario tan oscuro y deprimente no es extraño incursionar en la delincuencia, manera favorable para sobrevivir y no ser una carga para quienes los rodean.
Volviendo al aniversario de los 50 años de la reforma agraria podemos decir que la única y verdadera reforma fue la gran burla que se hizo hacia todos los trabajadores y las familias del campo. Sus sueños pisoteados, sus tierras devastadas, sus familias disgregadas, maltratadas, abusadas y vulneradas.
Desde luego que fue una gran reforma, pero la reforma del aumento de la delincuencia en Chile, de las poblaciones marginales, de la pobreza y la miseria humana en todas sus dimensiones.
También la gran reforma para que el gobierno de la época institucionalizara el robo más grande del siglo, despojando a los dueños de la tierra de sus bienes, de sus esfuerzos y de sus sacrificios por años esculpidos con inmensos desvelos. Para qué hablar de los asesinatos, calumnias e infamias de que fuera objeto.
Sería interesante conocer, por un lado ¿cuántos son los trabajadores que en virtud de la introducida y mentirosa reforma agraria conservan sus predios hasta el día de hoy y por otra parte, cuáles fueron los ideólogos y cercanos a los jerarcas de la época, de triste memoria, que no los alcanzó dicha reforma, porque nunca nadie tocó sus fundos?
Pbro. Nicolás Vial Saavedra
Presidente Fundación Paternitas